Reportaje y entrevista en Gente Online
La revista Gente Online publica un interesante reportaje y entrevista a Joaquín Sabina, merece la pena su lectura pues descubrirás detalles que posiblemente a día de hoy no conoces del flaco, como porqué tiene gatos en lugar de perros, qué piensa Joan Manuel Serrat del nuevo disco… y un largo etcétera. La entrevista correo a cargo de Leonardo Ibáñez y las fotos a cargo de Maximiliano Vernazza.
Escuchamos por allí que se trata de la última gira. ¿En serio rodará dieciocho meses y se retirará?
Sólo de los estadios y grandes escenarios. Lo próximo será en lugares chicos o mantener abierta la contratación, como Bob Dylan, e ir donde me apetezca. Aparte, el físico lo pide. Desde la última noche con el Nano, en diciembre de 2007, no había agarrao una guitarra. Ni en las reuniones privadas suelo cantar. A menos que esté borracho. Cosa que ahora rara vez sucede.
Para reaparecer acudió a un poeta amigo, Benjamín Prado, que lo ayudó convocando musas. ¿La inspiración lo había abandonado cual mujer despechada, Joaquín?
Necesitaba un empuje, porque para la creación en soledad debes estar muy inspirado o muy desconectado. Y yo no aguantaba tres, cuatro horas de tarea ininterrumpida. Además, decidí sumar a Benja porque acababa de dejarlo una chica fantástica. Y, al buscar componer, eso resulta oro.
¿Acaso hoy lleva una existencia tan aburrida, como para necesitar del desamor ajeno?
Lo mío hoy son 19 noches y 500 días, al revés que el título de mi mejor disquito. En ese sentido, aceptaría que llevo una existencia aburrida. Ya no estoy todo el día al filo de la navaja.
¿Y qué es lo más aburrido en su actual vida aburrida? ¿Saca a pasear una mascota?
Tengo siete gatos, justo para no tener que sacarlos a pasear. Se llaman Elvis, Judas, Margot, Rojo, Lolo, Demon y Margarito. Los que crían perros me han mencionado que son ellos los que hacen el trabajo sucio (risas). Tampoco duermo siesta. Mis costumbres son andar por aquí, sentarme a leer, llenarme una copa, encender un puchito, escribir, asomarme por las ventanas. Me encantan los tejados.
¿De qué otras costumbres adquiridas se burlarían sus amigos de juergas?
Ellos están enfadaos. Lógico, antes me contaban sus desventuras en las barras de bares de ínfima reputación, y en la actualidad no me ven vagando por allí. O, de pronto, antes me levantaba a la madrugada y había una pareja «a la que a lo mejor no conocía» follando en el salón, y ahora las llaves le pertenecen a un círculo íntimo, no a veinticinco personas. Aunque sigue habiendo veinticinco personas que pueden venir cuando lo deseen, ¡mientras yo las conozca!
¿Practica deportes?
Hago «tos-ing» a la mañana. Me mata la tos.
¿Además de una copita y varios cigarrillos, algún otro vicio orgánico logró subsistirle desde aquel infarto cerebral de 2001 y su posterior depresión?
La nariz ahora sólo la uso para respirar. Mis amigos tienen órdenes estrictas de parte de la peruana que duerme conmigo para contestarme «no traje nada». Ya son diez años alejados de la cosa. Estuve ocho meses sin fumar, pero en cuanto volví a escribir reincidí. En las últimas semanas ando abusando. Como estoy empezando la gira, me he convertido en una histérica, y las chicas histéricas fuman en exceso.
¿Cuánto tuvo que ver ella, la peruana de 40 años que duerme con usted desde hace diez, en su recuperación?
Mira, si la Jime no me hubiera quitado de la mano cosas que avanzaban derecho a atentar contra mi salud, si no hubiera tratado de saber adónde iba por las noches, a lo mejor ahora no estaríamos aquí hablando, chaval.
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