Sonetos Crepusculares

1. Por calderilla

Mejor será callarse de una vez
por todas, al carajo la poesía,
si es ley que por la boca muere el pez,
yo vivo de prestado todavía.

Lo firmo contra nadie y a favor
de la diosa razón, laica matrona,
que amortigua el silencio bienhechor
que grita alrededor de mi persona.

Con lo que me excitaba discutir,
qué desastre, en lugar de maldecir,
dejar morir la muerte sin guerrilla.

Con lo que me gustaba decir no,
qué marrón admitir que el propio yo,
se cuelga en internet por calderilla.

2. Playas del sur

Aquí me tienes, casi mineral,
leyendo a Borges y pensando en nada,
soñando que, al llegar la madrugada,
me derrumbe otra dosis de Orfidal.

¿Qué fue de aquel cobaya de animal
que se comía todo a dentelladas,
que firmaba con sangre la balada
malcriada del Bronx de Fuencarral?

Heme aquí, frente a un mar que no se moja,
haciendo crucigramas en la hoja
de parra que maquilla mi pasado.

Con malas compañías y buen costo,
en las playas del sur hago mi agosto
de narcotraficante derrotado.

Joaquín Sabina. Base de Rota, agosto de 2004.

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